lunes, 3 de marzo de 2014

Desconfío

Seres de carne y hueso y uñas y pelos
se dejan la sangre, el sudor y las lágrimas
intentando agarrar, poseer y manipular
a otros seres de nada y de todo.

Esos seres de nada y de todo,
de sonido y silencio, de dibujo y vacío
esclavizan a los seres que caminan
tropezando, renqueando entre los muertos.

Los seres inmateriales vuelven a los seres materiales
paranoicos, agresivos, conservadores y revolucionarios.
Los seres sin manos y brazos otorgan armas
a los que sí tienen para que maten por ellos.

Los seres que venían del mundo de las ideas
usan la carne y el hueso y las uñas y los pelos
de los muertos, los poseen, los utilizan
como excusa, como causa, como medio
para un fin más allá de todo y de nada.

Y nosotros, los seres que respiramos,
envejecemos y nos entorpecemos con el tiempo,
estamos fascinados, asustados, atrapados
por los muros que ellos, los otros,
han puesto a nuestra existencia.

Y ellos, los otros, nos envidian sin saberlo,
nos desprecian por nuestra fragilidad,
mascan nuestros pensamientos,
nos confunden, se contradicen
entre ellos para volvernos locos.

Pero la poesía... La poesía
nos permite masticarles, darles vueltas,
manipularles, boquipularles,
robarles su inmortalidad y devolvernos,
a nosotros mismos, nuestras almas, nuestro potencial.

Y aquí estoy yo, mascando los restos
de cada palabra, tosiendo los pedazos
y retazos de conceptos sobre un folio.
Vomitando y engullendo, deconstruyéndome
y volviendo a reconstituirme.

Sin palabras sólo somos pedazos
de carne y hueso y uñas y pelo.
Las palabras sin carne ni hueso
ni uñas ni pelo sólo son nada. NADA.

Por eso desconfío de la Paz, del Amor,
de la Democracia y de Dios.
Sin personas sólo dan argumentos a los locos.
Sin personas sólo matan, no hay vida en la Nada.
Con personas... ¿hace falta mentar estas palabras?

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